Es una cálida tarde de miércoles en Tijuana, México. Seis mujeres se reúnen alrededor de Sonia Quevedo, una estilista profesional con años de experiencia. Sonia les muestra cómo cortar en capas el cabello utilizando una cabeza de maniquí.
Esta no es una escuela de peluquería como cualquier otra. Es una iniciativa conocida como “Cortando el Patriarcado”, la cual fue creada para mujeres migrantes en Tijuana. La primera generación incluyó a seis mujeres y madres solteras que han huido de la violencia en sus países de origen (México, Guatemala, Honduras y El Salvador) en busca de una vida mejor.
La iniciativa Cortando el Patriarcado fue creada por Gaba Cortés, artista tijuanense y activista por los derechos de las personas migrantes y Gina Garibo, quien recientemente se desempeñó como oficial de programas de AFSC en México.
Durante un mes, las mujeres participan en sesiones de tres horas, cuatro veces por semana, en las cuales aprenden técnicas de corte de cabello y reciben kits que incluyen tijeras, peines, máquinas y navajas de afeitar. Gracias a que las mujeres pueden quedarse con los kits, ahora ponen en práctica sus nuevas habilidades para generar ingresos y construir autonomía.
Cortando el Patriarcado también brinda un espacio seguro que permite a las participantes revisar y compartir sus experiencias como mujeres migrantes, quienes han enfrentado la violencia patriarcal de muchas maneras. La mayoría de las mujeres no han tenido más remedio que vivir en Tijuana mientras esperan sus audiencias de asilo en los Estados Unidos, un proceso que puede llevar meses o incluso más de un año. Después de llegar a Tijuana, han tenido problemas para encontrar vivienda o empleo debido a su estatus migratorio y la xenofobia. También carecen de apoyo en una nueva ciudad donde continúan enfrentando peligro, violencia o explotación.
Cada sesión de Cortando el Patriarcado comienza con un “círculo de la palabra”, en donde las mujeres forman un círculo, encienden una vela morada e infunden salvia en la habitación. Gaba, hace alguna pregunta orientadora, como “¿Qué situaciones, personas o momentos has tenido que dejar de lado en tu vida para continuar y eso te ha fortalecido?”
Los círculos de la palabra pueden ser profundos y catárticos para las participantes. Suscitan pensamientos y sentimientos que las mujeres no habían compartido. También las alienta a analizar la violencia estructural que han experimentado durante años y reconocen su coraje y resiliencia para enfrentar cualquier desafío.
A medida que avanzaban las sesiones, fue conmovedor ver cómo algunas mujeres que al principio no participaban comenzaron a hablar. Pudimos ver cómo la confianza en sí mismas crecía a medida que se abrieron e incluso comenzaron a compartir consejos a otras mujeres.
Las seis mujeres que iniciaron el proceso se graduaron y llevaron consigo las herramientas y habilidades para obtener ingresos a lo largo de su viaje y en los próximos años. Además, ahora vislumbran más caminos y posibilidades para asegurar una vida más justa y digna para ellas y sus hijas e hijos.
María, una participante, compartió que deseaba que llegara el día que pudiera ser su propia jefa. “Ya no necesito trabajar para nadie más”, dijo. “El taller sembró en mí la necesidad de querer seguir aprendiendo y tener más herramientas para no depender de otras personas y seguir tolerando el maltrato”.
Cortando el Patriarcado fortalece la lucha en contra de la violencia ejercida a las mujeres migrantes en Tijuana, a través de la búsqueda de autonomía económica y sanación, tejiendo una red de apoyo y solidaridad entre quienes migran y quienes acompañamos.
Estamos emocionadas por ver qué más lograrán estas mujeres en los próximos años y esperamos dar la bienvenida a una nueva generación en 2023.